La venta (no reventa) de entradas para las presentaciones de Ennio Morricone en Chile podría tener una condena moral, pero se me hace difícil que un tribunal pueda castigar a una persona que vende algo que le regalaron.
Por una parte están quienes defienden al tipo o tipa que hizo una fila por varias horas (incluso algunos llegaron la noche anterior y acamparon fuera de la Estación Mapocho), y obtuvo sus entradas para venderlas, y por otro los que atacan a quienes quieren lucrar con esta oportunidad.
Yo no estoy ni con unos ni con otros... pero no por un asunto de comodidad o por evitar emitir un juicio, sino porque me parece válido que uno pueda vender algo que le regalan. El asunto está en si el sujeto siempre tuvo por objetivo obtener las localidades para venderlas. Si es así puede recibir mi condena moral, pero legalmente no está haciendo nada ilícito.
Por último, no hagamos un escándalo nacional cuando sólo son menos de 20, de un total de 15 mil entradas, las que están siendo vendidas en sitios de remate. Veamos el vaso medio lleno (existe interés por ver en directo el talento de Morricone) y no medio vacío (están vendiendo las entradas que les regalaron).
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