Reality es la palabra de moda por estos días. Dos canales de televisión chilenos (el 13 con “La Granja” y el 4 con “Gran Hermano del Pacífico”) nos enseñan casi los siete días de la semana qué ocurre con estos verdaderos ratones de laboratorio en ambientes cerrados y hasta algunas veces con poca comida.
Conocemos las personalidades de los “ratones blancos” (en realidad los aspectos que decidió el editor del programa), algunos de sus hábitos (aquellos que van con la moral del canal de televisión) y hasta les tomamos algo de cariño a algunos de ellos porque sufren, porque son hábiles o porque simplemente nos identifican con algunas de sus actitudes.
Pero esta realidad controlada y editada que se transmite prácticamente todos los días por televisión tiene su límite, aquí en Chile por lo menos, porque en Inglaterra estrenarán en julio próximo “Baby House”… ¿se imaginan de qué se trata?...
“La Casa del Bebé” consiste en que seis parejas vivan las últimas dos semanas de embarazo frente a las cámaras de televisión con todo lo que implica: doctores, ginecólogos, matronas, obstetras, enfermeras, auxiliares, anestesistas, cirujanos y un largo etcétera que finalizará con el nacimiento de los bebés en cámara, en “vivo y en directo”, para todo el mundo (Mishhh… como diría mi sobrino y algunos personajes de una teleserie).
Mi pregunta, y la razón que me motiva a escribir esta nota, es qué tan lejos llegaremos en nuestro querido Chilito con este tipo de programas.
Primero vivimos los “protagonistas”, luego los “triunfitos”, los de la “estrella”, los “granjeros”, los del “bar” y ahora los “hermanos”… algunos bien fomes y aburridos (tanto así que ni me enteré quién ganó) y otros más o menos entretenidos, aunque nunca tanto como los argentinos (memorable el primer Gran Hermano y El Bar), ¿qué se nos viene a futuro en Chilito?.
Algunas ideas que se me ocurren a la rápida… un reality en una fonda para el 18 de septiembre para cachar la habilidad de los curaos, otro en el Congreso para ver si realmente existen drogos, en la sala del colegio de mi hija (para ver cómo se porta) o uno en el Siquiátrico para ver si hay conocidos (en una de esas, uno nunca sabe, viajes fuera de Santiago o al extranjero pueden ser meras excusas de un tratamiento ambulatorio –jejejeje-).